1.Limpiar el mueble con un paño húmedo para que la suciedad no nos moleste en nuestro trabajo. Mediante un cepillo metálico redondo y nuestro taladro, eliminaremos la mayor parte de la corrosión existente. Debemos evitar los clásicos goterones o churretes que a veces se ven en los muebles de hierro por haber aplicado capa tras capa de pintura. Si persisten debemos lijarlos manualmente con una lija de grano 60-120, dependiendo de su volumen y cantidad, para que no se aprecien. Lijando las zonas oxidadas y la pintura junto a éstas, también evitaremos que posteriormente se pueda apreciar zonas donde se ha desprendido la pintura anterior por haberse oxidado debajo de ella. A continuación aplicaremos un convertidor de óxido en todas las zonas oxidadas y dejaremos secar. Estos productos protegen la zona mediante reacción química con el óxido. Aplicar al menos dos capas de pintura mediante brocha específica para esmaltes satinados. Respetar las indicaciones del fabricante respecto a las cantidades de disolución del esmalte.